miércoles, 23 de junio de 2010

“El arte me salvó de la locura”: Trude Sojka

Sobre el barrio capitalino La Floresta se asienta un templo que rinde homenaje a la paz y libertad, como grandes conquistas en la vida del ser humano. El lugar, corresponde a la antigua casa de la artista checa Trude Sojka, quien llegó al Ecuador en 1946, luego del Holocausto nazi en Europa.


La creación de la Casa Cultural, responde a la última voluntad de Trude, pues en el año 2005 decidió convertir su residencia en un espacio para la comunidad. Un lugar en donde través de la pintura y escultura, Sojka expresa las diversas etapas de su vida: niñez, adolescencia, vida en los campos de concentración y su llegada al Ecuador.


La Casa Cultural comprende 250 obras, entre pinturas y esculturas. El material se distribuye en cuatro salas. La primera, corresponde a “Del Holocausto a la Paz Universal” donde la artista transmite el dolor sufrido en los campos de concentración. Los colores fríos y el ocre predominan en la obra pictórica.


La sala tiene varios paneles, uno rinde homenaje a los ex presidentes ecuatorianos que ayudaron a los judíos a mediados del siglo XX. Gran parte de los cuadros, muestran diversos campos de concentración en República Checa y Alemania. Según Ana Steinitz, hija de Sojka, la Casa Museo es el “primer Centro Educativo sobre el Holocausto en el Ecuador y uno de los pocos en América Latina”.


Sobre la sala principal se exhibe un gran retrato de Trude Sojka, de rostro amable y cabello cano ondulado. En las paredes de la sala penden acrílicos en cemento pegados sobre madera. Técnica que la artista inventó, pues emplea al cemento en lugar de arcilla. Las obras presentan diversas texturas y tienen alto relieve, característica con la que la artista da movimiento a sus cuadros.


Las pinturas reflejan la tristeza de las víctimas del holocausto y la nueva esperanza de vida que nace en Trude, en su nueva tierra: Ecuador. La artista influenciada por las culturas precolombinas pinta cuadros coloridos y con figuras tradicionales indígenas. También se exhiben obras que simbolizan la paz y tranquilidad como un cuadro de unas pequeñas mariposas amarillas.


Dentro de las obas se destacan unos paisajes de Praga, del puente Carlos, del río Moldavia, lugares preferidos de la artista. En otra sala se dedica espacio a esculturas de diversos tipos de pájaros.


La Casa Cultural tiene una biblioteca que cuenta con 1500 libros en diversos idiomas: el español, inglés, francés, checo y alemán. La mayoría de los textos son de arte, filosofía e historia. Sobre el antiguo comedor de la casa, se encuentra el “Café Praga”, un acogedor lugar que ofrece a los visitantes recetas hechas por Trude Sojka.


Fotografía: Trude Sojka


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